Por Miguel Fontes
Se puede aprender mucho escuchando diferentes experiencias. Por ello, en este Mes de la Paternidad, Promundo publica una pequeña serie de textos basados en experiencias reales de paternidad, a partir de relatos escritos por personas que piensan la paternidad en términos de presencia, afecto, igualdad de género y racial. Para el lector se espera que los escritos generen reflexiones para repensar los lugares paternos que pueden ser ocupados. También te invitamos a visitar nuestros recursos después de leer este texto.
El texto de hoy fue escrito por Miguel Fontes, director ejecutivo y fundador de Promundo, contando cómo descubrió que estaba generando, junto a su pareja, un pequeño ser. ¿Vamos juntos, juntos y juntos? Siga los textos de las próximas semanas, que siempre se publicarán los lunes.
Aún recuerdo bien el día que recibí de Claudia la noticia que cambiaría mi vida para siempre:
¡Miguel, eres padre!
Me gustó el tiempo verbal… presente, ahora. Nada más en el futuro ni en el pasado, solo un presente (que me trae la vida).
Y ahora, ¿qué hacer con este regalo?
Primero pensé en Claudia y la salud del bebé. ¿Cuándo será la primera cita prenatal?
En esta semana.
Fue en el consultorio del pediatra donde noté que el Sistema de Salud trataba nuestro presente como algo exclusivamente femenino. Casi como algo que no me pertenece. La silla y la consulta eran para una sola persona. El regalo parecía ser para una sola persona. Yo era el encargado de sostener la pequeña bolsa que ya habíamos empezado a cargar con agua, algunas prendas de vestir, vitaminas, etc.
En virtud de la ciencia, está prevista una ecografía para la semana siguiente. Pude ver, incluso antes de nacer, lo que había dentro de ese cuerpo femenino.
Llegamos a la oficina, me colocan en la silla del acompañante en la esquina de la habitación. Claudia se levanta la camiseta dejando al descubierto lo que protege nuestro presente. Se coloca un gel encima y luego se utiliza un dispositivo para capturar una imagen. La imagen se revela en un monitor.
Nuestro presente se desvela y el shock es inmediato, la imagen revela algo que nunca había entendido: en mi caso, el amor tiene brazos, piernas y cabeza. Ya no es un sentimiento, es concreto. Poco después, cuando el audio anuncia el latido del corazón, descubro que el amor también tiene sonido.
¿Cómo no cuidar este regalo? ¿Cómo no besar y abrazar esa barriga? ¿Cómo no involucrarme en cada momento desde el cuidado prenatal hasta el día de hoy?
Y así se creó nuestro presente, con cuidado, igualdad de género y aceptación.
Todo esto con el apoyo incondicional de Claudia para que este regalo sea compartido... el nuestro.
Después de años de convivencia y participación, soy feliz de sentir y ver que el amor nunca deja de crecer.
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