El lunes 29 de junio, Promundo realizó, en alianza con el Instituto Fernandes Figueira, y el apoyo de ChildHope, una mesa redonda para discutir, problematizar y presentar recomendaciones para combatir la Explotación Sexual de Niños y Adolescentes (ESCA).
La mesa de apertura contó con las palabras de bienvenida de la Directora Ejecutiva del Instituto Promundo Tatiana Moura y Suely Deslandes, del IFF. Suely habló sobre el proceso de construcción de políticas públicas, trazó un camino sobre cómo el tema de Explotación Sexual de Niños, Niñas y Adolescentes ingresa a la agenda política y la distancia entre la construcción de políticas y acciones concretas. “De los avances que hemos logrado en materia de políticas para combatir la explotación, el tema del protagonismo infantil y juvenil es uno de los que menos ha avanzado”, afirmó Deslandes.
A continuación, Vanessa Fonseca, Coordinadora de Programas de Promundo, presentó algunas reflexiones que el trabajo de campo de Promundo nos ha permitido plantear sobre el tema y los caminos para un acercamiento cualitativo con el público. Según Vanessa, el objetivo de las acciones de Promundo en el combate a la ESCA es garantizar la autonomía y la libertad de niños y adolescentes, señalando el riesgo de no negar los derechos sexuales y reproductivos de los jóvenes.
Sonia Regina, presidenta de la Asociación de Vecinos de Morro do Urubu, habló de la importancia de que las políticas sean sensibles a la realidad y las especificidades de cada territorio para planificar la intervención. “Es necesario escuchar a la favela a la hora de desarrollar políticas”, afirmó. Sônia también llamó la atención sobre la resistencia de las escuelas a abrirse para discutir estos temas e interactuar con las demandas de la comunidad. “La mayoría de los proyectos imponen como condición para que el niño esté matriculado en la escuela, pero los que no están matriculados son a menudo los que necesitan más intervención y la política nunca llega a ellos”, subrayó Sônia.
La siguiente intervención estuvo a cargo de Amana Mattos, docente del Instituto de Psicología de la UERJ. Amana destacó la importancia de involucrar a niños, niñas y adolescentes en la discusión y el diálogo sobre el tema, pero cuidando que se aborden las interseccionalidades, es decir, cuestiones de clase, género, raza, etc. están presentes en los planteamientos, para no invisibilizar a ningún grupo social. “La ESCA está relacionada con una serie de opresiones: machismo, racismo, transfobia, homofobia. Es importante concientizar a los jóvenes sobre las diferentes situaciones de violencia a las que son sometidos a diario y que, hasta ese momento, no se daban cuenta”, afirmó. Amana también llamó la atención sobre la importancia de regularizar la prostitución de adultos, que en Brasil no es un delito pero aún no está regulada, ya que la falta de regulación termina facilitando que niños y adolescentes se vean involucrados en situaciones de explotación.
Vanessa Leite, Investigadora del CLAM, reforzó la idea de que trabajar la salud sexual y reproductiva con niños y adolescentes no puede confundir protección con control, y que la vivencia de la sexualidad debe entenderse como un derecho. "Las leyes de protección infantil deben alejarse de la idea de que los niños y adolescentes deben ser libres "de" para ser libres "para", afirmó.
Marcos Nascimento, investigador del IFF y exdirector de Promundo, finalizó el encuentro hablando de una investigación realizada hace unos años por Promundo que buscaba comprender el perfil de los hombres que pagan por tener sexo con adolescentes. “Nos damos cuenta de que el hombre que paga por este tipo de sexo se entiende en una condición puramente comercial: pagó y recibió el “servicio”. No se ve a sí mismo como un explorador”. Y destacó la importancia de deconstruir normas de masculinidad que terminan legitimando la visión de que el cuerpo de un adolescente que está en situación de explotación no necesita protección, y una tendencia a culpabilizar a la víctima. Marcos también habló de la invisibilidad de las personas trans y travestis en las políticas públicas. “Un enfrentamiento articulado es quizás el mayor desafío”, concluyó.
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