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Igualdad de género: una condición más que necesaria

Por Vanessa Fonseca

Publicado originalmente en Correio Braziliense


El debate sobre género es necesario y cada vez más urgente en el país. Acontecimientos como la violación en grupo de una adolescente en Río de Janeiro muestran una de las caras más violentas e impactantes del problema.


Pero las desigualdades entre mujeres y hombres se presentan de muchas maneras en nuestra vida cotidiana, a menudo invisibles para algunos ojos y reforzadas por discursos que atribuyen roles específicos a ambos.


Es fundamental insertar este debate en el contexto de políticas públicas transversales, aprovechando espacios de reflexión ya consolidados que contribuyan a romper patrones de conducta que perjudican tanto a hombres como a mujeres.


Uno de los instrumentos públicos actuales más poderosos para esto es el programa Bolsa Familia, una política de transferencia de ingresos con innegables resultados positivos en la lucha contra las desigualdades sociales y que puede (y debe) utilizarse para profundizar el debate de género entre la población atendida.

El hecho de que el beneficio esté dirigido principalmente a mujeres ha contribuido a generar esta discusión. Hoy, ellas son el 93% de las beneficiarias del programa, y ​​el 68% de las mujeres atendidas son negras.


La transferencia de ingresos a manos de las mujeres les permite tener un mayor control sobre los recursos familiares, el reconocimiento de su autoridad en el espacio doméstico y su percepción como ciudadanas, ya que -por las condiciones del programa- necesitan organizar documentos y perseguir sus derechos en un servicio público.


Es necesario aprovechar estas condiciones e ir más allá en cuestionar normas y atribuir conductas que producen violencia, jerarquías entre hombres y mujeres y coartan la libertad de todas las personas, entre otras consecuencias.


A partir de este desafío, el Instituto Promundo, apoyado por el Fondo para la Igualdad de Género de ONU Mujeres, desarrolló el proyecto “Involucrar a hombres y mujeres en la promoción de la igualdad de género en programas de transferencias condicionadas de ingresos”.


A lo largo de tres años, se realizaron debates y campañas educativas con hombres y mujeres de familias beneficiarias del programa, en Río de Janeiro y Recife, para discutir formas de promover la igualdad de género.


Mientras que antes de las actividades el 75% de los hombres coincidía en que cuidar a los niños era parte de sus responsabilidades, al final del proyecto el 100% de los hombres participantes coincidía con esta premisa. Y si antes el 35,5% afirmó que cuidar la casa, los niños y cocinar para la familia son las principales funciones de las mujeres, al finalizar las actividades sólo el 22% estuvo de acuerdo con esta afirmación.


La fase actual del proyecto contempla la formación de profesionales que trabajan directamente con los beneficiarios de Bolsa Família. El objetivo es que la discusión sobre género sea incluida en sus rutinas y actividades y para ello se elaboró ​​un Libro de Herramientas con lineamientos y sugerencias de actividades.


La igualdad de género no puede ser una utopía ni permanecer en el discurso. Es necesario insertar esta discusión en el contexto de las políticas públicas y fomentar la igualdad de derechos en la vida cotidiana.


Pero nada de esto será posible si no se incluye a los hombres en este desafío. Muchos están abiertos y atentos a esta nueva realidad, sobre todo porque ya no encajan en los aplastantes estereotipos de masculinidad impuestos por la sociedad. Ahora es necesario aprovechar las oportunidades y ocupar los espacios existentes para difundir esta práctica más que necesaria.

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