Gilmara Cunha es una mujer trans, fundadora y coordinadora general del Grupo Conexão G, una organización no gubernamental que trabaja con la población LGBT que vive en favelas, y militante del movimiento LGBT. Gilmara es la primera transexual en recibir el máximo honor de la Asamblea Legislativa del Estado de Río de Janeiro, la Medalla Tiradentes, por su activismo y su trabajo en el Grupo Conexão G.
1) Cuéntanos un poco sobre tu historia de vida. ¿Qué te llevó a trabajar con temas LGBT?
En mi infancia fui un niño completamente reprimido, porque ya tenía algo que me guiaba hacia la homosexualidad. Sufrí homofobia en la escuela, en casa, a través de amigos y, debido a esta opresión, decidí entonces dar un paso que fue unirme a la iglesia. El objetivo era reprimir mi comportamiento que, para nuestra sociedad, no era apropiado. Entendí que para ser respetado en otros espacios era necesario adaptarse a una sociedad completamente machista, machista y homofóbica. Entonces decidí unirme a una fraternidad llamada Toca de Assis. Pero llegó un momento en mi juventud, alrededor de los 19 años, en el que me volví un poco loco en este proceso. Pasaron otros dos años y decidí dejar esa institución religiosa. Al pasar por la comunidad descubrí que Promundo estaba abriendo un proyecto para jóvenes, que luego se constituyó como JPEG – Jóvenes por la Igualdad de Género. Durante el JPEG, fui testigo de varias actitudes homofóbicas por parte de los participantes. Promundo, al darse cuenta de estos conflictos, brindó reuniones con temas LGBT. Desde entonces empezamos a trabajar para generar conciencia en el grupo, al mismo tiempo que yo comencé a aceptarme. Pasé un proceso de formación en Grupo Arco-Íris y comencé a identificarme, descubrir mis caminos y ver que no era una enfermedad. Desde entonces comencé a crear un movimiento dentro de Promundo, con el deseo de construir un grupo que discutiera el tema de la población LGBT en territorio de favela. A partir de entonces, yo y algunos amigos más de la comunidad de Maré comenzamos a formar el Grupo Conexão G.
2) Mencionaste a Promundo como una de las instituciones que fue parte de tu proceso de aceptación, como un espacio seguro. Cuéntanos un poco más sobre la importancia de estar en este espacio y lo que puede aportar.
Cuando digo espacio seguro es porque en Promundo las personas que estuvieron involucradas en el proyecto tuvieron una mirada detallada. Cuando digo que me sentí seguro, lo sentí por las personas y la institución que tenía esta preocupación. Lo que me cautivó cada vez más. Si Conexão G y Promundo logran trabajar juntos hoy, esto es un reflejo de esta relación construida. Una relación igualitaria. Promundo se sitúa en los ojos y en el lugar de los demás. Ya sea que esté hablando con un líder o con una institución de favela, es tan igual como el otro. De alguna manera, logramos construir cada vez más vínculos de colaboración y compañerismo. Puedo ver que hay una metodología que se está implementando en Promundo. La metodología de Paulo Freire. Enseñas, pero al mismo tiempo aprendes. Y esto nos hace sentir cada vez más cómodos suplicando y proponiendo proyectos en colaboración y construyendo cada vez más cosas colectivamente. Es deshacerse de esa visión de que la favela es un espacio donde sólo cosechas y, cuando ya no quieres, te vas y no creas un vínculo porque nunca tuviste ningún compromiso. Creo que el resultado más grande de todo lo que se ha construido es que hoy estamos hablando de iguales. Este es el mayor resultado de esta transformación. De quién fui y quién soy.
3) Te identificas como mujer trans. ¿Qué opinas de las discusiones que están saliendo a la luz sobre la transexualidad?
Todavía puedo ver que hay un revés. Por ejemplo, hace poco hubo un reportaje sobre el tema del proceso de transexualización y una de las chicas presentó su cédula de identidad y dijo: “Ahora tengo mi nombre social”. Pero su nombre masculino permaneció ahí. Entonces, ¿ha habido un gran avance? No, no lo hubo. Considero que no es un tema que se esté discutiendo en profundidad todavía. Más profundamente, está siendo discutido por la minoría. Pero no para la sociedad en su conjunto. La gente tiene un poco de miedo a sacar a relucir este tema. Profundizar, entender... La gente lo trata como si fuera algo nuevo, pero esta discusión viene desde hace mucho tiempo en el movimiento social LGBT. Y, sin embargo, se pueden ver algunos movimientos que no quieren discutir el tema del travestismo y la transexualidad.
4) ¿Cómo se realiza el trabajo de Conexão G? ¿Qué tienes en cuenta a la hora de movilizar a los jóvenes para abordar cuestiones LGBT?
Buscamos movilizar a la población LGBT en las favelas de Río de Janeiro, para construir un marco político que represente a estos segmentos en la búsqueda de ciudadanía e igualdad de derechos. Desde la creación del Conexão G, buscamos colaborar en la creación de subpolos que discutan cuestiones LGBT en las favelas.
De hecho, lo que genera conciencia es el contacto cotidiano con otra persona. Las relaciones más cercanas son capaces de alguna manera de realizar esta transformación en el interior de cada persona. Y esta persona acaba convirtiéndose en agente, promotor y se crea una red donde uno sensibiliza al otro. Las palabras convencen, pero el gesto arrastra. Si hoy tenemos esta institución y otras personas que son partidarias del tema LGBT, esto ya es una transformación. Por eso siempre trato de mostrar en la vida cotidiana cuánto ha cambiado esta asociación y cuánto ha cambiado a las personas.
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