En la década de 2000, la tasa de mortalidad infantil cayó un 30% para los niños menores de 1 año y un 29,7% para los niños de hasta 5 años. En el mismo período, el porcentaje de niños de hasta seis meses alimentados exclusivamente con leche materna aumentó un 320% y hubo una reducción del 33% del trabajo infantil. A pesar de traer datos positivos, el III Informe “ Un Brasil para los niños y los adolescentes ”, presentado por la Fundación Abrinq-Save the Children la semana pasada, concluye expresamente: a pesar de los logros, aún queda mucho por hacer. “Necesitamos centrar nuestra atención en los desafíos relacionados con la calidad de la educación y el aumento del acceso a la educación infantil, entre otros. También es necesario acelerar las inversiones en nuevas guarderías, un derecho tanto de los niños como de las familias”, explica la directora de Programas y Proyectos de la Fundación, Denise Cesario. (Fuente: www.gife.org.br)
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