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De espacios seguros a redes de transformación: la historia de Gilmara



Entre 2005 y 2006, Promundo desarrolló y dirigió un proyecto que involucró a jóvenes para empoderar a las mujeres jóvenes en Maré, Vila Aliança y Santa Marta, tres comunidades de bajos ingresos en Río de Janeiro, Brasil. En cada comunidad se seleccionó a un niño y una niña como coordinadores de grupo, quienes posteriormente movilizaron a cinco niñas y cinco niños para participar en el proyecto como jóvenes promotores. El proyecto se conoce como “JPEG”, acrónimo de “Jóvenes por la Igualdad de Género”, nombre que en realidad fue elegido por los propios participantes para el grupo que realizó las actividades de la campaña en las comunidades.


Durante seis meses, estos jóvenes participaron de talleres educativos sobre género, que incluyeron actividades grupales y visitas a instituciones asociadas en Río de Janeiro. Luego de este período, el grupo participó de 10 talleres para la creación participativa de la campaña comunitaria “Entre Nosotros”, que tuvo como objetivo ampliar el alcance de las discusiones realizadas en el proyecto, transmitiendo una radionovela, historietas y carteles.


JPEG sirvió como herramienta de transformación para la mayoría de los jóvenes participantes, pero para una de ellas, Gilmara Cunha, también fue el comienzo de un viaje de empoderamiento y lucha contra la homofobia y la transfobia. Hoy, a sus 31 años, es coordinadora general del Grupo Conexão G, una organización de la sociedad civil que trabaja con la población LGBT que vive en favelas. Gilmara es una mujer trans y a través de su propia experiencia encarnada de opresión, trabaja para promover los derechos de la población LGBT que vive en las favelas de Río de Janeiro.


Gilmara cuenta que, durante su infancia, fue una niña completamente reprimida por su identidad de género. Sufrió represión por parte de su familia, sus compañeros de escuela, vecinos y antes de participar en JPEG, incluso estudió para ser fraile en una fraternidad de la Iglesia Católica en Río de Janeiro.


Dos años después de esta experiencia, Gilmara decide abandonar la fraternidad. De regreso a la comunidad, en contra de los deseos de su familia, que veía en la fraternidad una forma de “arreglarla”, Gilmara se pone en contacto con la publicidad del proyecto liderado por Promundo y decide inscribirse.


Durante el transcurso del proyecto, Gilmara experimentó muchas actitudes homofóbicas y transfóbicas por parte del propio grupo. Al darse cuenta de esto, Vanessa Fonseca, coordinadora de los talleres en ese momento, adaptó aún más el plan del proyecto para intensificar el abordaje de la diversidad sexual. Esta labor de sensibilización, según el relato de Gilmara, fue importante para el grupo y más aún para ella:


“Desde entonces comencé a generar conciencia, primero que nada aceptándome a mí misma, porque por la opresión y la represión familiar ya me estaba reprimiendo desde temprana edad. Entonces necesitaba tener algo que me diera una base. Paso por un proceso de formación, de instrumentalización por parte del Grupo Arco-Íris, y también con el apoyo de Vanessa en JPEG, y empiezo a identificarme, a descubrir mis caminos y a ver que no es una enfermedad, que es no es algo malo. Y entonces empiezo a descubrir que hay otros grupos, otras personas que también tenían el deseo que yo tenía. Promundo creó esta burbuja de seguridad para que yo me sintiera más cómodo”.


A partir de entonces, Gilmara, aún con identidad de género masculina, entonces llamada Gilmar, comenzó a desarrollar el deseo de construir un grupo que discutiera el tema de la población LGBT en territorio de favela, abordando la lucha por la supervivencia como una demanda prioritaria. , para luego pensar en el proceso de formación educativa, empleabilidad y garantía de otros derechos. Pero, al mismo tiempo, también piensa en otra transformación: la de su familia. Así comienza a consolidarse el Grupo Conexão G, con sus integrantes pensando en cómo responder a la cuestión LGBT en el país y en el exterior, movimiento que Gilmara señala como influencia en su participación en JPEG.


Después de vivir en el “espacio seguro” –como ella define lo que era para ella Promundo en la época de JPEG– Gilmara informó haber pasado por una serie de procesos transformadores, y su trayectoria de activismo no fue diferente. Como parte de los cambios ocurridos en su vida, Gilmara también pasó de participar de un proyecto de Promundo a asociarse con la organización como coordinadora general del Grupo Conexão G. Sobre la asociación, comenta:


“Si hoy podemos trabajar como socios, las dos instituciones, esto es un reflejo de esta relación construida. Una relación igualitaria. El hecho de que Promundo exista desde hace más tiempo no significa que sea mejor que Conexão G. Promundo se pone en los ojos y en los zapatos del otro. Puedo ver que hay una metodología que se está implementando en Promundo: la metodología de Paulo Freire. Enseñas, pero al mismo tiempo aprendes. Esto nos hace sentir cada vez más cómodos para abogar y proponer proyectos en colaboración y construir cada vez más colectivamente. Está quitando esa visión de que la favela es un espacio donde sólo se cosecha y no se crea un vínculo. Promundo ya trae una perspectiva diferente. De alguna manera, logramos construir cada vez más vínculos de asociación y compañerismo”.


Actualmente, Promundo y Conexão G están llevando a cabo un proyecto de investigación e intervención que aborda la empleabilidad empresarial de la comunidad LGBT. Pero la asociación no ocurre sólo en este proyecto. Las dos instituciones ya trabajaron juntas en un proyecto de investigación sobre el acceso de la población LGBT que vive en favelas a las unidades de salud y en la Semana de la Diversidad de Maré, entre otros proyectos. Para Gilmara, esto es el resultado de cómo las dos instituciones se están aliando cada vez más. También cree que la experiencia con Conexão G trajo transformaciones para Promundo, que es cada vez más abierta y trabaja más profundamente en temas LGBT.


La transformación que Gilmara está trayendo actualmente a través de su trabajo en Conexão G, además de tener impacto en los territorios que reciben conciencia, acaba de recibir un gran reconocimiento. Gilmara es la primera transexual en recibir el máximo honor de la Asamblea Legislativa del Estado de Río de Janeiro, la Medalla Tiradentes, por su activismo y su trabajo en el Grupo Conexão G.


La mirada que Gilmara tiene sobre el trabajo realizado por Conexão G es muy sensible y viene construyendo un legado de aprendizaje sobre el proceso de valorización.

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